vacilante épica de codicia y genocidio

Entonces jamas fue Quetzacoatl,
ni ninguno de esos del panteon indigena
eran los brutos peludos
que venian como sabandijas a succionar todo
lo que brilla, lo que corta, lo que es suave y flota
Lo chistoso es que se ofendieron por que la biblia
no decía fuerte la palabra de dios
y se armaron de ideas incoherentes para vencer
como gordos gobernadores pero apenas eran
simples soldaditos mariados por el viaje
que follaban cada cadera desnuda
exitandoce con las tetas de campana que describió colón
esos, buscaban la isla poblada sólo por mujeres
para decirles que se pusieran ropas
que taparan su vergüenza de no querer traer más hombres a este mundo
porque ellos, ellos ya habían nacido.

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